sábado, diciembre 15, 2018

SAN ANTONIO DE BENAGÉBER COMIENZA A RECUPERAR SU PATRIMONIO BÉLICO.

La acción social y ciudadana ha estado muy presente en la recuperación del patrimonio militar de la Guerra Civil en Valencia (1936-39). Hay muchos ejemplos a lo largo de todo el territorio valenciano, pero sin duda el más próximo para este blog ha sido el de la Coordinadora de los Bosques del Turia y más concretamente la reivindicación de los vecinos se San Antonio de Benagéber a través de sus organizaciones sociales, vecinales y políticas ( muy claramente en el caso de Compromís-Plataforma) que no han dejado de demandar la recuperación de este patrimonio. También la perseverancia de  personas que apostaron con su tiempo y su trabajo por sostener el empeño.
Han sido años de trabajar en silencio y contra muchos  medios sin ningún tipo de ayuda o subvención, un contexto histórico y político nada favorable, y en medio de un fuerte impulso urbanístico que presionaba al máximo sobre los restos arqueológicos entonces no reconocidos y, en algunos casos, despreciados o temidos.

La preservación, la catalogación y la investigación individual también han tenido sido un elemento importante cuando nada había hecho y ha permitido dar apoyo académico y documental a la lucha ciudadana. Se han aportado informes, trabajos de investigación, conferencias, publicaciones desde 2006 para avalar y empujar la recuperación de un patrimonio que nadie reconocía. 

Unas veces ha sido la ignorancia, otras el impulso urbanístico, otras más un cierto desprecio "de la academia" por unos temas militares que no parecían tener interés histórico.

Desde nuestro punto de vista, la importancia de este patrimonio no puede ser desdibujada ni descontextualizada de su historia y de la pertenencia a los valores de la igualdad, la democracia, la modernidad por los que fueron construidos. Reconocerlos y rehabilitarlos es volver a descubrir la importancia y el esfuerzo de todos los que estuvieron dispuestos a defender la ciudad  de Valencia en su lucha contra el fascismo.

En el caso concreto de la posición de San Antonio de Benagéber, vinculado a la defensa de la Vallesa de Mandor en la Línea de Defensa Inmediata a Valencia la primera aportación  del estado de la situación en la que se encontraban los restos se realizó a través de la Revista de Arqueología la Linde y gracias al interés y apoyo de Paloma Berrocal y Víctor Algarra en una publicación titulada "Tipologías y estrategias en la defensa de Valencia (1938-39)" pp. 64-87 de marzo de 2014. 

En dicho artículo se describe la línea a su paso por San Antonio de Benagéber y los importantes elementos que la conforman dentro de una defensa visibles en su cimentación. Algunos de estos elementos, perfectamente camuflados, en el entorno natural permanecían ocultos. La cimentación de un antiguo chalet hacía presagiar la existencia de un conjunto mucho más general como el que hoy aparece a nuestros ojos. En aquel artículo se decía: 



"El conjunto de Centros de Resistencia de Paterna- San Antonio de Benagéber- L’Eliana- Ribarroja-Manises.
Esta zona constituye el extremo oeste de la línea defensiva y cerraba el paso a una serie de posibles penetraciones enemigas en su marcha hacia Valencia, tanto desde el distrito de Llíria como el de Ribarroja. Su defensa se apoya en la existencia de pequeños barrancos y lomas (Barranc Fondo, El Barranc de la Cabrasa o los Mogotes de los Carasoles y el Cerro de la Cruz, así como Les Rodanes en Vilamarxant), que son estribaciones meridionales ibéricas, de la serranía interior, de Buñol y Chiva, como en la existencia del trazado del río Turia a su paso por las zonas boscosas del actual Parque Natural del Turia. Desde el Km 11 de la carretera de Llíria hasta la zona de los Carasoles al noroeste de Manises se realizaron distintos Centros de Resistencia y Puntos de Apoyo a lo largo de unos 7 km de recorrido que se sostenían en esas características orográficas del terreno. Muchos de los restos de trincheras y fortificaciones han desaparecido por la urbanización creciente de este territorio y por la actividad agrícola o industrial, la minería a cielo abierto, tal es el caso de la zona de Entrepinos en l’Eliana o San Antonio de Benagéber, así como en el caso de las canteras de los Carasoles (Riba-roja de Turia), que han terminado con un importante núcleo de posiciones en el Cerro de la Cruz y lomas adyacentes hasta las cercanías del cementerio de Riba-Roja, donde aún existen restos de núcleos defensivos importantes."
Además de describir la importancia de este conjunto, el artículo apostaba por sus elementos ocultos por el escombro y que debían aportar mucha más información cuando todo el conjunto fuera visible."


En el recorrido que durante estos días hemos hecho por este mismo Centro de Resistencia y su posición en SAB hemos visto cómo avanza su desescombro y cómo por fin la arqueología empieza a poner en su sitio uno de los conjuntos bélicos patrimoniales más cercanos y mejor conservados a la ciudad de Valencia en esa línea defensiva que hasta ahora permanecían ocultos y olvidados.

Ha sido una suerte que aquel viejo chalet de los años 60, cubriera todo el terreno con escombros, porque en definitiva debajo de aquel derrumbe aflora, de nuevo, nuestra historia más reciente. Seguramente otros pasos seguirán a estos primeros y muchos más elementos hoy cubiertos por la maleza y el derrumbe aflorarán en un futuro próximo.

Una de las inscripciones halladas en la zona estudiada en 2007. Foto: J. Durbán.

Estado de los restos de un búnker en 2007. Foto:J. Durbán
Escombros sobre el bunker principal en 2007. Foto: J. Durbán.

Detalle de una tronera del búnker principal en 2007. J. Durbán.

Estado del búnker principal bajo los escombros del chalet. Foto 2007. J. Durbán

Estado del polvorín sin descubrir en 2007. Foto J Durbán.

Uno de los bunkers. 2007. J. Durbán.
Otro de las posiciones con trinchera en onda. Foto: José Durbán, 2007.
Visita vecinal de San Antonio de Benagéber en abril de 2010. Algunos descansan sobre el refugio, obsérvese la cimentación del chalet que cubría el refugio-polvorín. 
Visita realizada en conmemoración del 75 aniversario de la Defensa de Valencia en abril de 2013, explicación sobre la misma plataforma, el viejo chalet que hoy nos muestra su cimentación real.

Estado de un bunker en 2007. Quico Pellicer. Foto J. Durbán.





Situación actual de la construcción defensiva. Fotos cedidas por el autor diciembre 2018.

Situación actual del refugio-polvorín. Fotos cedidas por el autor diciembre 2018.

sábado, diciembre 01, 2018

Sobre la Línea de Defensa Inmediata a Valencia. 5. Los Batallones de Obras y Fortificación.


Los Batallones de Fortificación en La Línea Defensa Inmediata de Valencia

La construcción de la Línea de Defensa Inmediata de Valencia fue obra de los batallones de obras y fortificación. Estos batallones vinieron a completar a los cuerpos de  ingenieros de los ejércitos. Se trataba de batallones de carácter civil, aunque militarizados, formados inicialmente por voluntarios de los sectores de la construcción de las organizaciones sindicales, y que se complementarán con personal movilizado y, finalmente, presos tanto de guerra como comunes y políticos.
Todos ellos son los protagonistas de la construcción, lo trabajadores que levantarán la defensa de Valencia , no habría sido posible levantar dicha líneas sin su participación y su empeño;  un número importante de personal movilizado por su quinta respectiva, las mujeres, los presos de todo tipo, también los presos de guerra como los presos de la Batalla de Teruel o de Belchite, fueran o no republicanos, todos participaron en aquellos días en la defensa de Valencia contra el fascismo.

La movilización

En marzo de 1938 fueron movilizados de manera voluntaria todos los afiliados sindicales de la construcción entre 30 y 35 años.[1] Con posterioridad se realizarán tres movilizaciones obligatorias, en abril, octubre (quintas del 21, 20 y 19) y enero. Ante la ofensiva de Catalunya se movilizarán a los trabajadores entre 18 y 55 años, la llamada “quinta del saco”.
La República movilizó para la tarea de fortificación defensiva a personal especializado en el manejo de herramientas y comprensores del sector de la construcción, así como especialistas en el trabajo con el hormigón. Los trabajadores no especializados, presos, políticos y otro personal voluntario realizarán tareas de apoyo a los especialistas, como traslado de materiales, desescombro y otras tareas auxiliares a la construcción de los fortines y defensas, pistas militares y refuerzos de obra civil necesarias para las autoridades locales.
Un decreto de 22 de abril de 1938 firmado por el Presidente Manuel Azaña hacía referencia a la movilización de personal civil para la fortificar , y una circular posterior de fechas 23 y 25 de abril de 1938, publicados en la Gaceta de la República[2] , completaron el llamamiento obligatorio de obreros y campesinos en los llamados Batallones de Obras y Fortificaciones, Equipos de Destrucción y Compañías de Carreteras. En el decreto de 22 de abril decía, el Consejo de Ministros a propuesta de su Ministro de Defensa Nacional Sr Negrín acuerda, entre otras medidas, movilizar a los trabajadores pertenecientes a los reemplazos de 1926,25,24,23 y 22 de los oficios de Arquitectos, Aparejadores, Encargados, Maestros de Obras, Aislamientos e impermiabilizantes, Encofradores y Hierro Armado, Mosaistas y Colocadores, Montadores de cubierta, Carpinteros o similares, Albañiles y peones, Piedra artificial, Piedra y mármol, Empapeladores, Empedradores, Estucadores, Ladrilleros, Cerámica, Canteras, Yeseros, Pintores, Carpinteros de Ribera  y  Trabajadores de la Tierra. Todos estos oficios se incorporaron, según reemplazo, durante el mes de mayo. Serán las Comandancias de Ingenieros las encargadas de distribuir el personal a sus unidades de destino.
Esa circular del 25 de abril, da todo lujo de detalles sobre lo que fue la movilización de los batallones y las circunstancias y condiciones concretas de su movilización, comenzando por la descripción detallada de un  equipamiento rudimentario para afrontar las semanas de trabajo a la intemperie o en condiciones de supervivencia máxima, los utensilios de los que deberán ir provistos serán: una manta, una muda de repuesto, una cuchara, un plato o tartera, una cantimplora o vaso y un calzado. En cuanto a su reconocimiento sanitario, se dice, que será el médico titular del Consejo Municipal correspondiente el que se encargue de la  revisión provisional, expidiendo un certificado acreditativo de la utilidad para los trabajos de fortificación.


El transporte
Respecto del transporte, se concentraba a los  movilizados por el referido decreto, en el centro de reclutamiento más próximo a su residencia, será el Estado el que asuma el transporte por vía férrea. Los centros de reclutamiento y recuperación fueron muy activos en este periodo y puestos en marcha para incorporar y recoger las distingas movilizaciones y a los soldados que se daban a la fuga. En previsión de estar interrumpidas las comunicaciones ferroviarias o de no existir, los presidentes de los Consejos Municipales podrán requisar por el tiempo estrictamente indispensable, vehículos automóviles que devolverán una vez terminado el servicio.

De no haber medio alguno de transporte, el viaje lo harán los movilizados mediante jornadas de a pie de 20 kilómetros de longitud a cuyo fin saldrán de sus residencias con la antelación necesaria para presentarse en los centros de reunión en las fechas señaladas.
Esta  tarea de transporte ferroviario fue descomunal por su compleja organización en una situación tan precaria,   puesto que la movilización alcanzó a los reclutas de todo el territorio republicano, muchos de los batallones de fortificación fueron traídos desde Extremadura y Andalucía a la zona de Levante. Para reforzar el trabajo fortificador se trajeron batallones de los ejércitos de Extremadura, ejército de Andalucía , ejército de la zona Centro en Castilla la Mancha y distintos batallones de presos como el de penados jóvenes del campo de trabajo de Totana (Murcia) o de la prisión provincial de Chinchilla en Albacete.

 En estos casos el transporte se realizó a la estación del ferrocarril  de Valencia, desde aquí en el trenet a Llíria o Bétera y después en camiones hasta los lugares respectivos en la Yesa , Soneja y los distintos lugares de construcción de la X.Y.Z. El Trenet se mostró así como un eficaz vehículo de transporte para las necesitadas unidades republicanas a la vez que, dada su deficiente circulación, oportunidad para aquellos reclutas que decidían darse a la fuga saltando del vagón. A su vez la ruta se siguió a la inversa cuando las necesidades de fortificación del frente de Levante amainaron y se hizo más urgente atender el frente de Extremadura.

La paga y sueldo
Todos los fortificadores tendrán derecho a una paga de 5 pesetas diarias desde el día de salida al de presentación y, desde la fecha que se presenten a todos los devengos correspondientes a los soldados, incluidos pan y rancho. Hay que pensar que esta paga se correspondía con una jornada de 10 horas distribuidas en dos turnos de mañana y tarde. En algunas ocasiones, las necesidades de guerra y el peligro de los bombardeos tanto enemigos como propios obligaban a establecer más turnos e incluso a la introducción del trabajo nocturno.
Al no ser trincheras expuestas a las vicisitudes del frente, la construcción de la Línea de Defensa Inmediata a Valencia , pudo tener un ritmo de trabajo ordinario que se veía sólo interrumpido por la llegada de las visitas de las organizaciones sindicales y políticas, e incluso de amigos y familiares de Valencia.
Los ascensos
Los arquitectos, aparejadores, encargados y maestros de obras comprendidos en esta movilización, podrán ser propuestos para Sargentos o Tenientes en Campaña, previa petición a la que acompañarán los correspondientes avales, sindicales o políticos, que garanticen su adhesión antes del 18 de Julio de 1936.
Lógicamente se buscaba el buen oficio en la realización de la obra, aprovechando al máximo la formación y especialización de los trabajadores por encima de una igualdad aniquiladora.
Los presos
El 2 de julio, la prensa valenciana, recogió también la noticia de la formación de batallones integrados por detenidos gubernativos, penados y prisioneros de guerra para fortificar Valencia y su provincia[3]. La idea fue  formar treinta batallones de fortificación con presos de toda índole. Los datos, que da la prensa a través de la Dirección General de Prisiones, son que trabajaban en las fortificaciones 7.543 prisioneros. Estos prisioneros eran de tres categorías distintas: comunes, políticos y presos de guerra. Como veremos, el comportamiento y la actitud de los presos respecto del trabajo fortificador serán distintos siendo más eficaz el de los presos de guerra. Entre los presos políticos y comunes el quintacolumnismo e incluso el boicot al trabajo aparecerán de manera repetida y fue necesario aplicar medidas organizativas y disciplinarias por las autoridades militares.
Además, en mayo de 1938,  se creará un cuerpo especial de brigadas de vigilancia para fortificación organizadas y formadas por la Subdirección General de Seguridad y que serán asimiladas al cuerpo de carabineros.
El gobernador civil de Valencia Sr. Molina Conejero tomará medidas para movilizar Valencia y perseguir incluso el ocio nocturno dentro de la ciudad, ya que no es permisible teniendo tan cerca el frente, que algunos se dediquen a holgazanear y irse de juerga como si nada estuviera pasando. El propio gobernador dará marcha atrás en alguna de las medidas gubernativas puestas en marcha, aunque los guardias de seguridad realizarán distintas redadas en la ciudad persiguiendo a este tipo de ociosos y prófugos.

Un grupo de mujeres excavan trincheras junto a la calle del Hospital en Valencia, diario Verdad, 17 julio.


Las mujeres y la participación  popular en la defensa.
Además, las organizaciones sindicales y políticas y sus ramas juveniles hacían llamamientos constantes[4] y reclutaban entre sus afiliados personal para constituir estos batallones de fortificación. En dichos batallones participaran también las mujeres construyendo zanjas y trincheras en la ciudad de Valencia[5]. Entre la lista interminable de llamamientos a la fortificación esta la de los trabajadores del comercio valenciano, el sindicato profesional de periodistas de la UGT, el sindicato de crédito y finanzas, la asamblea de trabajadores de artes gráficas, la agrupación de comerciantes, los sindicatos del vestido, los ferroviarios, los estudiantes de la FUE, las mujeres antifascistas, los trabajadores portuarios, los delegados de las pedanías de Valencia, los trabajadores de Sagunto y Buñol,  etc[6].
La defensa Pasiva. Los trabajadores de Valencia durante el mes de junio realizan declaraciones a través de sus centrales en las que se ofrecen a colaborar con la Junta de Defensa Pasiva para fortificar Valencia, implantando la jornada de 48 horas. La Junta de Defensa Pasiva participó suministrando ayuda material, humana y se encargó del abastecimiento de las construcciones que se realizaban alrededor de la ciudad de Valencia.
            Día y noche se trabaja
Tal debió ser el esfuerzo fortificador, sobre todo después de la caída de Nules, que una fuente tan poco sospechosa como el servicio de información del ejército franquista lo relataba de esta manera, pocos días antes del 13 de julio cuando comienza la última fase de la ofensiva en la zona de Espadán: “Día y noche trabajan los Batallones fortificadores; desde los observatorios nacionales se advierte una actividad incesante; nuevas fuerzas han llegado durante los últimos días al amenazado sector; las tropas de línea pronuncian cinco o seis contraataques, con intención de evitar el establecimiento sólido de las vanguardias nacionales…”[7]

Un decreto de 18 de septiembre de 1938, publicado en la Gaceta de la República, vuelve a ordenar la movilización de los trabajadores de la construcción y de la tierra  correspondiente a los reemplazos de 1921, 20 y 19.           

En conclusión,  lo que hoy llamaríamos la sociedad civil, y todas sus instituciones locales y provinciales tuvieron una participación principal en la tarea de fortificar Valencia. Pusieron en ello más que su empeño y voluntad, su trabajo, su dinero y sus técnicos, aún a costa de ciertas incomprensiones que pudieron suceder. Nadie dudaba del peligro que amenazaba Valencia, el riesgo que corría la ciudad y la gravedad que su caída suponía  para la República. La obra de fortificación valenciana fue en gran parte una obra realizada con el apoyo popular y formó parte de la épica de la guerra civil[8]. Además, la movilización de la retaguardia valenciana fue un plus político y moral necesario para sostener los frentes, para apoyar las políticas de negociación en el tablero internacional mostrando la voluntad inquebrantable de la resistencia, para sostener la política de los 13 puntos de Negrín.
           





[1] Declaraciones a la prensa de José Pallás secretario provincial de enlace UGT-CNT. Diario Verdad, 7 de julio de 1938.
[2] Gaceta de la República nº “113” y “115”.
[3] Adelante, órgano del Partido Socialista Obrero Español, 2 de Julio de 1938.
[4] Hora diario de las JSU, recoge una de las muchas convocatorias sindicales de reclutamiento voluntario el 30 de marzo cuando convoca a los afiliados de la construcción en la sede sindical de la calle de la Paz de Valencia esquina con la calle Gorki.
[5] Verdad, órgano Provincial del Partido Comunista de España, 17 de julio de 1938.
[6] Llamamientos y proclamas que aparecen en la prensa de esos meses de abril a julio de 1938. Estos llamamientos recuerdan la descripción literaria de Max Aub sobre la batalla de Madrid. Max Aub. Campo abierto, Santillana Ediciones Generales. Madrid, 2003.
[7] Aznar, Manuel. Historia Militar de la Guerra de España. Editorial Nacional. Madrid, 1963, III Tomo, tercera edición, p, 163.
[8] El periódico socialista Adelante lo recogía así el 10 de julio de 1938: “El general Miaja ha dado las ordenes oportunas para una eficaz fortificación de Valencia y afirma que nuestra ciudad si llega el caso, renovará la gloria de Madrid”. Rojo afirmaba: “Madrid revivía en el frente de Viver”. Vicente Rojo España heroica p, 143.