Aquest blog, pretén fer un recorregut per les fortificacions i trinxeres del País Valencià. L'objectiu és recuperar el patrimoni material de la guerra civil (1936-39) al País, reivindicar-lo, comprendre-lo. Per això, si comparteixes aquests valors, pots visitar-nos, intercambiar informació. Si desitges comentar qualsevol questió, deixa la teua adreça electrònica. Pots comunicarte a travers de: profesor.durban@gmail.com
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jueves, enero 09, 2025
LA DANA DEJA AL DESCUBIERTO REFUGIOS DE LA GUERRA CIVIL EN PAIPORTA Y CATARROJA.
miércoles, enero 08, 2025
UN UN PATRIMONIO PARA MEJORAR LA FORMA EN QUE SE SE ENSEÑA LA GUERRA CIVIL. ES NECESARIO SUPERAR TÓPICOS Y LUGARES COMUNES.
El diario el País ha traído a la opinión un tema de interés para el debate. ¿Cómo se puede mejorar la forma en que se enseña la Guerra Civil en la educación obligatoria?
Las fortificaciones y trincheras que cubren gran parte de nuestro territorio de arriba abajo son testigos de esa guerra. Testigos mudos y en el olvido que necesitan ser interpretados. A raíz de la historiografía más solvente algunas cosas si son claras sobre los hechos de este pasado como ha recordado Sergio Riesgo en su artículo.
En primer lugar, que es necesario disociar República de Guerra Civil, y que esta última fue provocada en su origen por un golpe de Estado, la Guerra Civil no fue la consecuencia del fracaso de la República, insistimos, la causa principal fue un golpe de Estado militar-monárquico. La República no puede ser leída como justificación etimológica del entramado golpista La República y Guerra Civil tienen elementos de continuidad clave por encima de la ruptura que supuso el golpe, la crisis general de los años 30. Dentro de ambas se sostiene la lucha por los derechos sociales y políticos, las aspiraciones a la justicia y la reforma agraria, la educación y la cultura, la modernización del país, la separación de la Iglesia y el Estado, la reforma del ejército.
En segundo lugar, que nuestra contienda necesita de una contextualización precisa: la de la crisis mundial del periodo de entreguerras, y que el manido tema de la singularidad patria no es sostenible. Hubo causas y causas profundas entre las cuales también estuvo la incapacidad de encontrar un equilibrio entre las posiciones más conservadoras y los intentos reformistas republicanos. El auge y la radicalidad del movimiento obrero, las condiciones económicas y los acelerados proyectos sociales y de reforma necesarios impulsados fueron también causas necesarias, pero no suficientes.
La causa suficiente y la responsable del desastre , en medio de todas esas condiciones, fue la voluntad de terminar de manera violenta con el primer ensayo democrático de la historia española, fue la voluntad de un grupo de militares golpistas y sus conexiones civiles. Esta voluntad acabó en un fracasado golpe de Estado cuyos autores nos llevaron a una guerra de tres años con el apoyo fascista de Italia y del nazismo de Alemania.
Las responsabilidades de la represión en ambos bandos tampoco pueden ser medidas de manera equilibrada y equidistante, neutral. Por muy dolorosa que sean las historias de cualquier víctima, ni son equiparables, ni recibieron el reconocimiento y la reparación suficiente, cuando estas pertenecían al bando perdedor.
Hubo proyectos y causas por las que se combatió y luchó para mantener un sistema de libertades democráticas, de justicia social. Las trincheras y fortificaciones, ese patrimonio "disonante" son el testigo de lo que pasó y de la violencia que hubo de ser empleada para terminar con un ensayo democrático e implantar una dictadura que se sostuvo tras el conflicto sin derechos, marginando a la mujer, persiguiendo a los disidentes con la cárcel o el exilio, torturando y fusilando de manera institucionalizada, el terror.
Después vino la democracia, tras la muerte del Dictador, pero no fue el regalo de unos próceres benignos sino tras el empuje de la sociedad, de los sindicatos clandestinos, y de miles de hombres y mujeres que pusieron su empeño en ello y arriesgaron su vida y sus comodidades. No fue fácil, ni fue un pacto por las alturas. Hoy es necesario que lo recordemos o que lo descubramos para aquellos, sobre todo jóvenes, que no lo vivieron.
Los restos materiales de esa guerra, las fortificaciones y trincheras construidos, pueden ser un recurso que siga prestando servicios a la democracia, que permitan superar los mensajes de odio, los tópicos y los lugares comunes sobre nuestra guerra, quienes la provocaron y aquellos que instalaron 39 años de dictadura. Ese patrimonio nos puede ayudar, y mucho, a contextualizar la Guerra Civil en el marco global donde se produjo. Detrás de las trincheras y fortificaciones hubo una voluntad política de resistir y una sociedad que defendía sus derechos y su identidad.
Después, claro, todo se trató de borrar, si hemos recuperado, en parte, este patrimonio, ha sido también por una voluntad popular, pero si no somos capaces de establecer una historiografía crítica y difundir sus enseñanzas tendremos problemas parecidos que se pueden repetir. La bandalización que se observa en algunos de estos restos recuperados y puestos en valor son una prueba de que algo sigue fallando. Habrá que superar los mitos y las interpretaciones torticeras, para ello, para seguir por la vía de la convivencia democrática, este es un patrimonio necesario. Las fortificaciones y trincheras son un objeto material que puede suscitar un acercamiento de los alumnos a nuestra historia recienten a través de un documento que se puede tocar, observar, que enriquece nuestra experiencia. Un objeto material que puede suscitar y sugerir reflexiones importantes sobre lo que ha sido el pasado de Europa sometido a las tensiones de las desigualdades y la desinformación. Unos elementos materiales que nos pueden acercar de manera viva a los actuales conflictos, la barbaría y la brutalidad extrema de la guerra en un mundo que parecía, como este, absolutamente seguro, tecnológicamente avanzado y auto complacido por su racionalidad. Una oportunidad de conectar la historia y el pasado con el presente.
Diario El País, 8 enero 2025.