Las repercusiones de la coalición PP-Vox en el País Valencià afectan en su recorrido al patrimonio bélico, no sólo por la eliminación de la ley de memoria histórica valenciana, y su sustitución por la llamada ley de concordia, que ahora se encuentra recurrida ante los tribunales . Habrá que realizar un recuento y un balance de las actividades que se han dejado de promocionar o de los retrocesos en el ámbito de la recuperación y puesta en valor de los elementos patrimoniales, de los memoriales, etc. Con la excepción de la Diputación de València, que de acuerdo con el pacto entre el PP y la coalición municipalista de Ontinyent, Ens Uneix, ha permitido el mantenimiento de las ayudas y subvenciones a la memoria histórica, larga es la lista de retrocesos, en un camino, el de la recuperación del patrimonio y la memoria, que parecía haberse cerrado con el consenso de todos los partidos en la pasada legislatura.
Sometidas a los vaivenes políticos las leyes, la memoria y la historia no pueden avanzar y dependen hoy, de nuevo, del impulso de los movimientos sociales en nuestro país. Es difícil de entender para una persona que provenga de otro estado europeo, cómo en España no existe una narrativa unificada sobre nuestra historia común, y una política activa común de denuncia del franquismo y del régimen de dictadura que nació de un golpe de Estado contra un gobierno legítimo, el de la II República. Hace poco nos ha visitado el presidente de Alemania Franck-Walter Steinmeier, quien ha acudido a Guernika y ha pedido perdón por las victimas del bombardeo, bombardeo que no se pudo hacer sin el consentimiento de Franco.
Tras el reconocimiento del Holocausto y la consagración de los derechos humanos al final de la II Guerra Mundial parece que este era un tema de consenso para todos los que se consideran demócratas en Europa. De la misma manera las leyes de memoria histórica fueron aceptadas en toda Europa a partir de 2005. ¿Hay que recordar que València fue bombardeada más de 400 veces por los aliados del dictador? ¿Hay que recordar constantemente el bombardeo del mercado de Alicante por la aviación italiana? ¿No es suficiente con esas pruebas que precedieron al conflicto Europeo?
La propuesta del ayuntamiento alicantino de "desideologizar" las visitas guiadas al patrimonio de la Guerra Civil en la ciudad de Alicante como son los refugios antiaéreos de la ciudad que señalaba el.Diario.es el pasado 28 de noviembre, parecen indicar que este camino se ha abierto en la capital del sur valenciano. Luis Barcala, alcalde de Alicante, se ha visto obligado a "resignificar" las visitas para poder llegar a acuerdos de coalición que le permitan establecer los presupuestos. Entre otras medidas Vox ha exigido la modificación de los contenidos de las visitas a los refugios. Se trata según el PP, de no señalar a nadie, ni a los franquistas, ni a los otros, ni a nadie. La política de la "equidistancia" frente al pasado practicada así por el Ayuntamiento pretende ajustarse a los parámetros impuestos por la extrema derecha de nuestro país. Esa imposición ni es historia ni responde a la memoria de los que sufrieron los bombardeos en Alicante, es política e ideología de la mala, de la que da vergüenza y de la que nos aleja de los límites de la decencia democrática. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Dejar sin mantenimiento los elementos patrimoniales rescatados del olvido y el abandono durante décadas?
Los principios democráticos se tienen que hacer defender por los políticos y son la base de cualquier político que quiera ejercer políticas democráticas, otra cosa es de quién es hijo cada uno o como quiera uno contar su experiencia personal, pero los principios democráticos deben dirigir las decisiones y las prácticas de cualquier político democrático, el Partido Popular se tiene por ser un partido democrático ¿con qué principios?.
